miércoles, 3 de marzo de 2010

El extraño de sombrero cónico

Sola ella en la estación

Perdida en sueños cósmicos

Apenas se sorprendió

Cuando el extraño apareció


Un ser humano biónico

Un ser urbano mágico

Tenia un sombreo cónico

Y sus ojos eran atávicos


Su cuerpo era biónico

Y su aire mágico

Lo que el extraño le contó

Un sueño no le pareció


Venia de un mundo exterior

Con un destino superior

Lejos el extraño se la llevó

Nunca más me la devolvió


Por su sueño me dejó

No me dijo a donde huyó

Si entre universos escapó

Por que no me llevó?

martes, 25 de noviembre de 2008

Me haces sentir bien

Verde sobre azul, susurrante

en el día declinante

muestras un cielo que lejano parece

pero la distancia empequeñeces

al fundirte con él tantas veces


Tú sostienes el cielo, tú completas a la tierra

Tú naces y renaces

cada primavera


Explicas mil cosas que no logro escuchar

Cuentas una historia que me suena familiar


Todos los elementos se unen en ti

Y de esa familia eres

el que más se acerca a mí


Dime, cántame, explícame, enséñame

Tantas cosas dices, siento que son para mí

Tú tienes a la tierra subyugada

y a la lluvia por aliada


Como quisiera poder cantar contigo

la canción que entonas a mi oído


Pero no puedo, por más que lo intente

Lo que dices se pierde entre la gente

entre una vida apurada, y una rutina

que me hace suspirar por tus tardes tranquilas


Un día dejare todo

y seguiré tu camino

Me recostaré contra ti

Te reconoceré como amigo


Y me entonces me perderé…

por un rato en el olvido….

de tu verde renacer

martes, 26 de febrero de 2008

En la playa

Hoy salí con mi palita
Y me baldecito de playa
A buscar cosas bonitas
Para llevarme a casa

Quería tantas cosas
Que ya ni sabía
Donde buscar y como
Bien definir lo que quería

Así que empecé por lo más simple
Lo que más anhelaba, lo que más feliz me haría:
Un verdadero amor, condimentado mucha alegría
Y si se puede, también algo de suerte, y un poco de valentía

Para empezar, hice mi pocito cerca del mar
Turbulento, brillante y excitante
Pero el agua, y los tesoros,
Se escurrían esquivos
Y la palita volvía al balde
Siempre vacía, mojada y fría

Después busque entre las dunas
Llenas de sombras y curvas
Y algún que otro cangrejo
Y creí encontrar algo…
Pero me perdí en un reflejo
Y el balde se vació de nuevo

Entonces fui hacia los arbustos
Que guarecían la playa
Y busque en aquel refugio
Aquellos tesoros q ansiaba
Pero no había nada, ahí la búsqueda
Parecía ser desatinada…

Así que me volví a casa
Cansada, triste y desilusionada
Pensando que aquellos tesoros no existían
O que tal vez no sean para mí todavía

Y fue entonces cuando tropecé
En una vuelta del camino
Con un regalo pequeño
Que esperaba, tranquilo
A que baje mis ojos
Al transitar, serena, mi camino

Si lo buscas, no esta ahí
Si te desesperas, se aleja de ti
Si lo olvidas, te sorprende,
Al aparecer frente a ti

Creo que me había olvidado
En mi búsqueda infantil
De cavar por lo q mas necesitaba
Mucha esperanza, y algo de paciencia, al fin

viernes, 26 de octubre de 2007

A la vuelta de la esquina


El sol del amanecer ilumina a Kata, que camina sin ganas por la calle polvorienta. Mil pensamientos cruzan por su cabeza, y ninguno de ellos la hace sonreír.

“Regale a Mamá en su día”. “Día de la madre, 20% de descuento”, pregonaban los carteles de los negocios.

“Muy irónico”, piensa Kata.

No puede evitar pensar en su madre… De pequeña se llevaban bien, ella la adoraba.
Les gustaba cantar juntas, y reían siempre, tanto.
Su madre hacía tortas de chocolate, y Kata la ayudaba, mas estorbando que otra cosa.

Después, Kata creció, se volvió rebelde, su madre ya no la entendía… Comenzó a salir más y más con sus amigas… y a hablar menos con su mamá, quien “nada sabía de la vida”.
Las dos mujeres se separaban cada vez más, mientras Kata aumentaba sus salidas, y comenzaba a frecuentar discotecas, bares, locales nocturnos…

Luego llegó el divorcio de sus padres, y su madre se sumergió tanto en sus propios problemas que no supo ocuparse de Kata… La mujer no pudo superar el fracaso de ese matrimonio, y el alejamiento del hombre que tanto había amado, que aún quería. Se hundió en la depresión, mientras Kata salía con sus amigas y no hablaba ya más con aquella madre histérica y triste.
El dolor y la soledad terminaron por afectar la salud de la madre. Al año, la mujer fallecía, dejando a Kata sola con un padre ausente y una tía poco interesada en la suerte de su sobrina. Kata estaba por cumplir los quince años…

El sol continúa su carrera por el cielo, mientras Kata entrecierra los ojos. Sus pasos son lentos. Le duele la cabeza, y solo piensa en su cama. Esa noche había atendido a varios clientes y uno de ellos no había querido pagar la tarifa completa, y había habido discusiones y forcejeos

No recuerda bien ya el punto exacto en el que las salidas nocturnas con sus amigas se convirtieron en algo más serio. La noche siempre había sido su ambiente, y con la muerte de su madre y la indiferencia de su padre y su tía, Kata perdió todo control.
Empujada por la necesidad de independizarse, Kata busco trabajo  y entró finalmente  en uno de sus bares favoritos. Primero fue camarera, luego empezó a bailar y al poco tiempo ya había entendido que el verdadero dinero estaba en otra parte...

Al caminar, Kata masajea su vientre, aún chato, mientras las lágrimas ruedan por sus mejillas. Hoy se ha enterado… Justo hoy: Día de la Madre. Sería gracioso sino fuera tan triste.
El nombre del padre no tiene importancia. No lo sabrá nunca. Para él solo fue una transacción, pero para Kata, puede ser el fin de la vida como la conoce…
Si se enteraran en el bar, ella perdería su trabajo de la noche a la mañana. ¿Y de que trabajaría? ¿Qué podría hacer con su vida una chica como ella, embarazada y sin dinero?
Podría tal vez intentar “arreglarlo”… pero arriesga su vida, ya que es ilegal, y ella no tiene el dinero para ir a una buena clínica…

Sin ver a donde va, Kata dobla la esquina. Un rayo de sol la enceguece por un segundo, y cierra los ojos, aún nublados por las lágrimas. Cuando los vuelve a abrir, nota algo extraño, que la hace abandonar por un segundo el oscuro torbellino de sus pensamientos.
El barrio ha cambiado. Un segundo antes se encontraba en la esquina de su calle, por donde se llegaba a la pensión donde vivía, y luego… Todo era distinto. Hasta el cielo tenía otra tonalidad, la luz tenía otra calidad, y ese olor en el aire le recordaba…
Un reflejo adelante llamó su atención. Se trataba de un puestucho desvencijado que nunca había visto, pero que tenía, bien visible, un cartel que decía “Informaciones”.

Distraída, Kata se acercó al puesto. Era una pequeña oficinita con paredes de un material plástico, algo arruinadas, y que tenía una ventanita en su parte delantera. Parecía un viejo puesto turístico.
La ventanita estaba cerrada, pero encima de esta había un cartel:

“Oficina de Informaciones” decía en letras grandes.

Y más abajo “Usted está aquí”. Pero ningún mapa de calles acompañaba la leyenda.
Solo un dibujo de una cruz roja sobre un cuadrado amarillo, rotulado “Cruces”

Irritada y confundida, Kata estaba por irse, pero algo la hizo seguir leyendo. En letra más chica, el cartel explicaba:

“Bienvenido a los Cruces, o Esquinas de Vida.”
“Nuestro pequeño paraje, del que estamos orgullosos, es de una calidad única. La mayoría de nuestros visitantes solo vienen una vez en su vida.
Estamos felices de recibirlo”

Luego el texto continuaba, como si se tratara de un cartel turístico muy antiguo.

“HISTORIA
Nuestro pequeño paraje existe desde siempre, aunque no sea fácil de encontrar. Se trata simplemente de un sitio de paso, desde donde los caminantes pueden tomar un rumbo nuevo.
Como usted sabrá, las esquinas no solo representan cambio de dirección geográfica, sino también, oportunidad, cambio de perspectiva, novedad… al mismo tiempo representan un ciclo siempre renovado, porque cada esquina termina en otra esquina, y luego en otra, formando así una cuadra, sobre la que se puede girar eternamente… o a partir de la cual se puede tomar un camino totalmente diferente.”

Estas palabras despertaron ecos antiguos en Kata, quien no podía dejar de leer.

“TRANSPORTES:
Para llegar aquí, usted debe tomar caminos difíciles, pasar por decisiones equivocadas y atravesar duros eventos. Solo así se puede visitar nuestro paraje”

“RECOMENDACIONES:
Si ha llegado hasta aquí es porque, a pesar de todo, alguien ha decidido que usted merece una segunda oportunidad.
Como usted sabrá, las esquinas pueden representar grandes cambios de dirección.
He aquí lo que ha de hacer:
Si quiere revisar los errores cometidos en su camino y corregir algunos, debe doblar a la derecha en cada esquina que encuentre, hasta llegar a destino. Si quiere hacer borrón y cuenta nueva, debe doblar a la izquierda, en cada esquina, hasta llegar a destino. Si usted es indeciso, y quiere tomarse un tiempo, solo siga derecho… hasta que se canse de caminar sin rumbo”

“¡Gracias por visitarnos! ¡Y buena suerte!”

Eso era todo. El cartel amarillento no decía nada más, pero era más que suficiente.

Sin saber que pensar, Kata volvió a mirar el lugar en el que estaba. A pesar de su pesar, de su dolor y su confusión, esas palabras habían despertado algo en ella. Sentía que algo fuera de lo común estaba pasando. Algo le decía que realmente, alguien había decidido acordarle una segunda oportunidad…

Como en trance, comenzó a caminar.

Dobló a la derecha, una, dos, cinco veces… Allí estaba el bar, la noche en que aquel hombre la tomaba.
Corrió hacia la próxima esquina, y dobló otra vez más a la derecha, y otra, y otra. Vio la noche en la que le hicieron la primero proposición indecorosa, esa que la precipitó en el oficio más antiguo del mundo.
Derecha, derecha, derecha. Kata corría cada vez más rápido. Allí estaba el bar, la noche en que entró a trabajar como mesera… luego la primera noche en que se cayó desmayada de tanto beber…el día en que se fue de casa de su tía…
Kata seguía aún doblando a la derecha en cada esquina… Y cada vez, en lugar de girar sobre la misma cuadra, antiguos lugares y eventos aparecían.
Sus pies parecían volar sobre las calles, aún polvorientas, mientras su vida retrocedía, y Kata con ella. Volvió a ver las primeras peleas con su tía. Vio las tardes solitarias, esperando aún una improbable llamada de su padre. Volvió a ver a su madre, enferma, deprimida.
Corrió, corrió, corrió. Siempre a la derecha, mientras sus pasos, y sus recuerdos, la llevaban a un día en particular. Con la respiración entrecortada, Kata se detuvo en fin.
Su cuerpo era distinto también. No sabía que edad tenía, pero sus pechos no habían crecido aún, así que debía ser pequeña.

“¡Regale a mamá en su día!” Volvían a pregonar los carteles, pero esta vez, en otra calle, y en otras tiendas.

Los pasitos de Kata eran cortos, pero rápidos y alegres. Iba saltando y riendo, con la risa de la niña que volvía a ser. Hoy era el día de la madre, y ella tenía que abrazar a la suya, y decirle cuanto la quería.

miércoles, 24 de octubre de 2007

Ser creador

Sentado sobre una piedra al lado del camino había un viejo encorbado. Sus manos estaban arrugadas y retorcidas, sus ojos habían perdido ya su color original y se habían vuelto grises, su pelo canoso caía lacio y enmarañado. Sostenía una vieja pipa que fumaba a intervalos regulares, mientras observaba el dibujo siempre cambiante de las nubes en el cielo. Y esperaba.

Pronto el camino solitario acogió el eco de unos pasos, cansados pero decididos, que se acercaban pausadamente.
Un joven de cabello rojo y mirada profunda llegó ante la piedra e hizo una reverencia. Cargaba una antigua guitarra, que puso a los pies del viejo.

- Maestro, he hecho un largo camino – dijo – Desde pequeño he oído que es usted el mayor artista de todos los tiempos. Me han dicho que usted domina tanto la música como la pintura y la poesía, y que las artes todas, desde las más banales a las más sublimes, no tienen ya secretos para usted. He venido a solicitar humildemente el inmenso privilegio de ser instruido por su eminencia.
Vera usted, deseo componer música, pero no cualquier música. Deseo que de mis cuerdas brote la melodía mas adorable, que mis versos sean los mas dulces y emotivos, capaces de conmover y enamorar a cualquier joven… Quiero que mi música sea inolvidable…se que usted puede guiarme.

El viejo entrecerró sus ojos de búho anciano y no respondió hasta no haber dado tres pitadas a su pipa.
- Cierto es que las artes no tienen secretos para mí y que podría enseñarte a dominar la composición musical de manera que no tendrías igual en el mundo entero. Las jóvenes caerían a tus pies, y ganarías el respeto de tus contemporáneos y la admiración de las generaciones futuras… Serias adulado, amado, recordado y estudiado. Serias grande entre los grandes.
Pero no lo haré.

- Pero maestro…

- No lo haré porque las artes no están aquí para ser dominadas, despojadas de sus secretos y sustraídas de su magia. No deben ser reducidas al estado de simples ciencias exactas que pueden ser analizadas fríamente, estudiadas a través de formulas y métodos.
Las artes deben ser amadas, adoradas, deben ser descubiertas poco a poco a través de la práctica y la pasión.
Puedo darte secretos pequeños, pero no puedo transmitirte el amor de crear, que es lo que da al arte su calidad, su toque único y esencial.
Si tú tienes este amor, no necesitas de mí. Si no lo tienes, no hay nada que yo pueda hacer para ayudarte.
Ahora ve, disfruta de tu música, siéntela, vívela, pruébala, haz genialidades, mediocridades y simples nulidades… aprende. Y cuando sientas la llama brillar dentro de ti, estarás listo. Serás creador… y ya no podrás dejarlo nunca.